¿Qué puedo hacer con las lesiones deportivas en atención primaria?
Introducción:
Según la Encuesta Nacional de Deportes 2018 del Ministerio de Deportes, en Chile sólo un 33,8% de las personas realiza ejercicio físico de forma regular, al menos bajo recomendaciones de la OMS (1). A pesar de esto, sí se ha visto un gradual incremento de la práctica de ejercicio físico a lo largo de los años, que es realizado principalmente por cuenta propia (no como parte de un club u organización). Dentro de los deportes más practicados en Chile está el Fútbol en los hombres y el baile entretenido en las mujeres(2).
La práctica de deporte no está exenta de riesgos (eventos cardiovasculares, lesiones deportivas, etc.). Sin embargo, esto es importante de contrastar con los efectos nocivos del sedentarismo en la salud, que actualmente es considerado un factor de riesgo independiente. Según la OMS, la inactividad física causa un 6% de las muertes registradas a nivel mundial y se asocia a aumento del riesgo cardiovascular y distintos cánceres (3). Algunas series le han atribuido una carga de 2,6% del total de los años perdidos ajustados por discapacidad (4). Por esto, es fundamental que en atención primaria de salud motivemos a nuestra población a ejercitarse y al mismo tiempo nos preparemos en el enfrentamiento de los riesgos asociados.
Lesiones Deportivas:
Se entiende por lesión deportiva, “Cualquier tipo de lesión, dolor o daño físico que se produce como resultado del deporte, la actividad física o el ejercicio”, principalmente aplicado a lesiones que comprometen el sistema músculo – esquelético (5). Su incidencia está poco estudiada en población general. Un estudio en Japón encontró aproximadamente 1,6-1,9 % de lesiones deportivas entre deportistas amateur y profesionales, con mayor afectación de extremidades inferiores (6). En Chile, se evaluó la incidencia en los I Juegos Deportivos Nacionales, encontrándose un 5,3% de lesiones entre los competidores (7).
Los factores de riesgo de desarrollar una lesión deportiva se resumen en la siguiente tabla 1 (8):
La importancia de considerar estos factores de riesgo, radica en la labor de prevención que tenemos en la Atención Primaria. Es importante considerarlos en la evaluación pre-deportiva de los pacientes y en la educación para evitar posibles lesiones deportivas.
Las lesiones se pueden clasificar según la estructura afectada en musculares, tendinosas, articulares, óseas, nerviosas, y de la piel. Se ha estimado que las lesiones más frecuentes son capsulo-ligamentosas (que forman parte de las articulares) y musculares (9).
En este resumen se abordarán principalmente las lesiones musculares.
Lesiones Deportivas Musculares:
Las lesiones musculares son muy frecuentes, conformando un 10-55% de todas las lesiones deportivas. Los músculos más afectados son principalmente los de las extremidades inferiores, músculos biarticulares. La unión miotendinosa es la que tiene más riesgo de lesión (10). Algunas series muestran mayor incidencia de lesiones en músculos aductores e isquiotibiales.
En el año 2012 se realizó en Munich una convención de expertos en Medicina deportiva, quienes clasificaron las lesiones musculares de la siguiente manera (tabla 2) (11):
La evaluación clínica requiere una historia completa que considere antecedentes clínicos, historia de lesiones previas, mecanismo de la lesión, forma de inicio (súbito o gradual; antes, durante o posterior a ejercicio), impotencia funcional. También es útil evaluar el nivel de actividad física habitual que realiza el paciente, si es deportista de alto rendimiento o aficionado, ya que ayudará a enfocar el enfrentamiento posterior (12).
Al examen físico se debe buscar presencia de deformidades evidentes, equimosis, zonas de espasmo muscular (zonas duras) o puntos dolorosos a la palpación. Se recomienda evaluar la contracción muscular activa, buscando dolor o impotencia funcional a la contracción isométrica, concéntrica o excéntrica, así como dolor al estiramiento muscular pasivo (12).
Según los hallazgos clínicos como la impotencia funcional, restricción de movimientos, el nivel del dolor y presencia de deformidades evidentes, es posible acercarse al nivel de daño probable del músculo (elongación muscular versus rotura parcial o total). Dependiendo de la sospecha clínica, criterio médico y preferencias del paciente (por ejemplo, por nivel habitual de deporte que practica), se pueden solicitar exámenes complementarios de imágenes, si se estima que estos entregarán información relevante para algún cambio de conducta o conocimiento del pronóstico. Una opción inicial razonable es la Ecografía, ya que permite una evaluación dinámica del músculo, es rápida, de bajo costo y disponible. Idealmente debe realizarse a las 48 horas desde la lesión (13). La Resonancia Nuclear Magnética es la imagen de referencia para lesiones musculares en atletas y es mejor que la ecografía en evaluar lesiones musculares profundas. Lo ideal es realizarla a las 24 horas desde la lesión, pero en general es de mayor costo y menor disponibilidad (14), por lo que se sugiere evaluar la necesidad de realizar este examen por sobre la ecografía en casos específicos.
El tratamiento de las lesiones musculares consistirá en medidas “RICE”, con reposo entre 1 y 3 días, uso de AINEs los primeros días. Posteriormente en una segunda fase se agregarán ejercicios isométricos, de elongación muscular (que no debe generar dolor) y ejercicios específicos por músculo afectado. Otras terapias como la terapia física (TENS, ultrasonido, etc.) no tienen clara evidencia, pero son de amplia utilización. En caso de roturas completas se requerirá derivación a especialista para eventual resolución quirúrgica (12).
Referencias:
Lesiones Deportivas Musculares:
Las lesiones musculares son muy frecuentes, conformando un 10-55% de todas las lesiones deportivas. Los músculos más afectados son principalmente los de las extremidades inferiores, músculos biarticulares. La unión miotendinosa es la que tiene más riesgo de lesión (10). Algunas series muestran mayor incidencia de lesiones en músculos aductores e isquiotibiales.
En el año 2012 se realizó en Munich una convención de expertos en Medicina deportiva, quienes clasificaron las lesiones musculares de la siguiente manera (tabla 2) (11):
La evaluación clínica requiere una historia completa que considere antecedentes clínicos, historia de lesiones previas, mecanismo de la lesión, forma de inicio (súbito o gradual; antes, durante o posterior a ejercicio), impotencia funcional. También es útil evaluar el nivel de actividad física habitual que realiza el paciente, si es deportista de alto rendimiento o aficionado, ya que ayudará a enfocar el enfrentamiento posterior (12).
Al examen físico se debe buscar presencia de deformidades evidentes, equimosis, zonas de espasmo muscular (zonas duras) o puntos dolorosos a la palpación. Se recomienda evaluar la contracción muscular activa, buscando dolor o impotencia funcional a la contracción isométrica, concéntrica o excéntrica, así como dolor al estiramiento muscular pasivo (12).
Según los hallazgos clínicos como la impotencia funcional, restricción de movimientos, el nivel del dolor y presencia de deformidades evidentes, es posible acercarse al nivel de daño probable del músculo (elongación muscular versus rotura parcial o total). Dependiendo de la sospecha clínica, criterio médico y preferencias del paciente (por ejemplo, por nivel habitual de deporte que practica), se pueden solicitar exámenes complementarios de imágenes, si se estima que estos entregarán información relevante para algún cambio de conducta o conocimiento del pronóstico. Una opción inicial razonable es la Ecografía, ya que permite una evaluación dinámica del músculo, es rápida, de bajo costo y disponible. Idealmente debe realizarse a las 48 horas desde la lesión (13). La Resonancia Nuclear Magnética es la imagen de referencia para lesiones musculares en atletas y es mejor que la ecografía en evaluar lesiones musculares profundas. Lo ideal es realizarla a las 24 horas desde la lesión, pero en general es de mayor costo y menor disponibilidad (14), por lo que se sugiere evaluar la necesidad de realizar este examen por sobre la ecografía en casos específicos.
El tratamiento de las lesiones musculares consistirá en medidas “RICE”, con reposo entre 1 y 3 días, uso de AINEs los primeros días. Posteriormente en una segunda fase se agregarán ejercicios isométricos, de elongación muscular (que no debe generar dolor) y ejercicios específicos por músculo afectado. Otras terapias como la terapia física (TENS, ultrasonido, etc.) no tienen clara evidencia, pero son de amplia utilización. En caso de roturas completas se requerirá derivación a especialista para eventual resolución quirúrgica (12).
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