30 de mayo de 2025 – Dirección de Postgrado y Postítulos Facimed
Día Mundial Sin Tabaco:
El peligro silencioso de los vapeadores
Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco, una instancia clave para reflexionar sobre los efectos del consumo de tabaco en la salud.
Sin embargo, en los últimos años ha surgido un nuevo y preocupante enemigo: los vapeadores. Aunque se presentan como una alternativa “más segura” al cigarrillo tradicional, pueden ser igual o incluso más dañinos, especialmente entre los adolescentes.
¿Cómo funcionan los cigarrillos electrónicos o vapeadores?
El término “vapeador” proviene del inglés vaping, ya que se cree que estos dispositivos generan vapor. Pero lo que realmente emiten es un aerosol compuesto por diminutas partículas químicas. Estos dispositivos funcionan gracias a una batería que calienta un líquido, generando este aerosol que luego es inhalado.
El aerosol puede contener diversas sustancias tóxicas, entre ellas:
- Compuestos orgánicos volátiles (VOC): En altas concentraciones pueden causar irritación ocular, nasal y de garganta, así como dolores de cabeza, náuseas y daños al hígado, riñones y sistema nervioso.
- Formaldehído: Sustancia cancerígena que puede formarse si el e-líquido se sobrecalienta, especialmente en casos de dry puff (cuando el líquido no alcanza el elemento calefactor).
- Productos químicos saborizantes: Algunos contienen diacetilo, relacionado con una grave enfermedad pulmonar llamada bronquiolitis obliterante.
¿Son más o menos daniños que los cigarrillos?
Aunque muchos productos aseguran no contener nicotina, estudios han demostrado que la mayoría sí la incluye. Esta sustancia, junto con los saborizantes, los hace altamente adictivos.
El doctor Javier Mallol, jefe del programa de Medicina Respiratoria Infantil, advierte: “Muchos de estos dispositivos tienen más nicotina que un cigarro tradicional, y como no producen mal olor, los jóvenes los usan con más frecuencia y sin restricciones. Además, los sabores dulces y frutales hacen que sea más fácil engancharse. Por eso, sí: los vapeadores pueden provocar una adicción más rápida e intensa, especialmente en los adolescentes.”
De todas maneras, el que contengan o no nicotina no los hace más o menos dañinos.
La doctora Rosa Roldán, jefa del programa de Broncopulmonar, aclara: “El mismo riesgo tienen los vapeadores con o sin nicotina, pues otros aditivos al combustionar producen irritación y riesgo cancerígeno. No hay diferencias entre cigarrillos y vapeadores respecto a la aparición de cáncer pulmonar y otros daños a la salud.”
Se ha demostrado que el vapeo también provoca daños a largo plazo, como cáncer pulmonar, fibrosis pulmonar y daño intersticial pulmonar, entre otros.
En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre pruebas alarmantes respecto a los perjuicios del vapeo para la salud. Estos dispositivos liberan sustancias tóxicas y cancerígenas que aumentan el riesgo de sufrir trastornos cardíacos y pulmonares.
Aunque sus efectos a largo plazo siguen en estudio, el Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) ya ha publicado evidencia sobre los graves daños que causan los cigarrillos electrónicos y/o vapeadores.
En esa misma publicación, el ISP señaló que en 2022 se identificaron dos nuevos efectos nocivos asociados a estos dispositivos.
El primero afecta a la microbiota oral —los microorganismos presentes de forma habitual en la boca—, haciéndola más vulnerable a infecciones, lo que puede provocar caries, periodontitis (una infección que daña las encías) e incluso la pérdida de piezas dentales.
El segundo está relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en vapeadores que consumen nicotina. Entre los efectos observados se encuentran el aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial, latidos irregulares, problemas vasculares y un posible incremento en el riesgo de coágulos sanguíneos. De hecho, se ha demostrado que los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto agudo al miocardio en comparación con personas no fumadoras.
Adolescentes: los más vulnerables.
“El 16,8 % de los adolescentes había fumado un cigarrillo completo a los 12 años o antes, y el 62,3 % eran fumadores pasivos en casa. En cuanto a los niños no fumadores, el 52,4 % estaban expuestos al humo de tabaco en casa.”, reveló estudio liderado sobre tabaquismo adolescente, liderado por el doctor Mallol en el Hospital El Pino.
Y ellos, lamentablemente, son los principales consumidores. Los sabores, moda y la equivocada percepción de que los vapeadores son menos dañinos que los cigarrillos, los hacen muy atractivos para los adolescentes, trayendo consecuencias inmediatas y a futuro en su salud.
“Cuando un adolescente empieza a fumar, ya sea cigarrillos o vapeadores, está afectando un cuerpo y un cerebro que todavía están en pleno desarrollo. La nicotina, que es altamente adictiva, puede alterar la memoria, la concentración y el control de impulsos. Además, puede dañar los pulmones justo en una etapa clave para su crecimiento. Empezar tan joven también hace que sea mucho más difícil dejarlo después. En otras palabras, cuanto antes se empieza, más profundo se instala el hábito y más consecuencias puede traer a largo plazo.”, advierte el doctor Mallol.
Mientras que la doctora Roldán se refiere: “Entre más niños, más daño y alteraciones en el crecimiento, incluidos daños cerebrales neurológicos.”
Le preguntamos al doctor Mallol si, como padres, ¿existen señales que podrían indicarme que mi hijo está fumando o que tiene adicción a la nicotina?
“Sí, hay señales a las que podemos estar atentos. Por ejemplo, si notas que tu hijo o hija está más irritable o ansioso sin razón aparente, si baja su rendimiento escolar o si se encierra más de lo habitual, vale la pena observar con atención. Físicamente, puede aparecer una tos que no se va, molestias al respirar o cansancio. Y en lo cotidiano, tal vez encuentres objetos que no reconoces (como un dispositivo pequeño que parece un pendrive) o notes aromas dulces o artificiales que no tienen explicación. En ese caso es crucial comprender que nada reemplaza al diálogo abierto y sin juicio: muchas veces, una buena conversación puede ser el primer paso para ayudar.” indicó.
La nueva ley y sus regulaciones.
Existe un público afectado que no muchas veces es tomado en cuenta: los fumadores pasivos. Ellos son los que, sin fumar directamente, inhalan el humo de cigarrillos y vapeadores.
“El fumador pasivo tiene mayor riesgo pues aspira la corriente secundaria” nos dice la doctora Roldán, es decir el “vapor” que una persona exhala después de inhalar desde un vaporizador.
En este sentido, la Ley 21.642, normativa que regula la venta, promoción y uso de cigarrillos electrónicos —con o sin nicotina— así como los líquidos utilizados para su vaporización, es un avance fundamental.
Entre los aspectos que regula la ley, se incluye la prohibición del uso de cigarrillos electrónicos en todos los lugares donde ya está prohibido fumar tabaco, como espacios públicos cerrados, medios de transporte y playas.
Asimismo, se prohíbe la venta, distribución o entrega gratuita de productos de tabaco y vapeo a menores de 18 años, así como su comercialización a menos de 100 metros de establecimientos educacionales y de salud. Estas medidas buscan proteger especialmente a los jóvenes y reducir su exposición a estos productos.
Otros puntos que regula la ley:
- Incorporación de advertencias sanitarias en envases y empaques de cigarrillos electrónicos y líquidos de vapeo.
- Prohibición de publicidad engañosa o mensajes que sugieran beneficios para la salud.
- Reforzamiento de la fiscalización por parte de las autoridades competentes.
Sobre los alcances que podría tener esta ley para ayudar a bajar el consumo, ambos especialistas están de acuerdo de que si bien es un paso, son necesarias más acciones.
“Es difícil pues el fumador es adicto, aunque es un avance que pongan en ambos advertencias de daño a la salud y el límite de venta a 18 años”, dice la doctora Roldán.
Mientras que el doctor Mallol coincide “Es un paso muy importante. Por primera vez en Chile, los vapeadores se regulan como productos de tabaco, y por lo tanto no se pueden vender a menores, se limita su publicidad y se exige más transparencia sobre su contenido. Esto sin duda puede ayudar a frenar su uso, sobre todo entre adolescentes. Pero también es cierto que no basta con la ley, necesitamos que se cumpla bien y que venga acompañada de campañas educativas, tanto en colegios como en redes sociales. La información, el diálogo en familia y el apoyo desde los adultos son claves para que esta ley tenga verdadero impacto.”